Los fenómenos paranormales más genuinamente españoles siguen siendo parte de la historia negra del franquismo: las caras de Bélmez de la Moraleda (Jaén).
Desde 1971, el mito y una compleja red de intereses han permitido que aún hoy este pequeño pueblo siga siendo visitado por quienes buscan encontrar la prueba de los poderes de la mente, aunque sea en unas manchas en el cemento. No merece la pena analizar en profundidad un tema que, debido principalmente a que ha pasado mucho tiempo y casi exclusivamente se han escrito estupideces sobre el mismo, ha creado más un mito que otra cosa. ¿Quién y cómo hizo las caras? A estas alturas, los autores posiblemente superan la
decena, porque estos mitos se alimentan de sus propios creyentes, pero sobre todo de los aprovechados que quieren a toda costa conseguir exclusivas increíbles para hacerse un nombre en las revistas paranormales.Se demostró hace mucho que las primeras caras tenían sales de plata como pigmento; se podía entender que en otras, la propia humedad había creado formas que "parecen" caras:el fenómeno perceptivo conocido como pareidolia. Hubo pseudoinvestigadores que encontraron pasados turbulentos en la historia
de esa casa y las cercanas (uno se pregunta cómo podría ser de otra manera: si se tiene un edificio suficientemente antiguo, lo difícil sería encontrarse que en su historia nunca ha pasado nada, ni una muerte medianamente rara, ni una discusión... todo vale, además). También hubo equipos de televisión, notarios que certificaron imposibles, caras menos mentadas de Francisco Franco y la Preysler, y sobre todo muchísimas generaciones de aventureros pseudocientíficos, intentos de obtener dinero con la popularidad del fenómeno, con la venta de las exclusivas o los derechos de visita y... desgraciadamente, muy poca ciencia. La dueña y propietaria inicial de las fraudulentas caras, María, murió. Y eso no hizo sino disparar la especulación económica interesada por parte de los vendedores de misterios: ahora hacen aparecer nuevas caras en otra casa, quizá porque la original ha alcanzado un desorbitado precio. Mientras tanto, claro, el ayuntamiento se frota las manos sabiendo que tienen atracción turística para muchos años.
LAS CARAS DE BÉLMEZ: HISTORIA DE UNA IDA Y UNA VUELTA Fernando Frías Sánchez
TEMA: Caras de Bélmez
16 de noviembre de 1971. El diario "Ideal de Granada" publicaba la primera crónica sobre "un rostro que aparece y desaparece en un fogón" (1). Era la primera de las muchas noticias que los medios ofrecieron y, por increíble que parezca, siguen ofreciendo sobre las llamadas "Caras de Bélmez".
Y decimos que parece increíble porque en aquella misma crónica del "Ideal de Granada" se daban ya algunas de las pistas para desentrañar el origen de un fenómeno mucho menos "paranormal" de lo que nos han querido presentar: "la mujer vende fotos en su casa a 10 pesetas cada una"; "la gente acude continuamente desde hace 20 días";
"aumentan las ventas de los comercios"; "se piensa ya en la promoción turística..."Los "Caras de Bélmez"Y es que, si algo caracterizó el fenómeno de las "Caras" desde elprimer momento, fue su rápida comercialización. El negocio de las fotos fue aumentando, y de primero cinco y luego diez pesetas por foto (de las de entonces,incrementadas en "la voluntad") se pasó a quince (2), a las que había que sumar otras diez que los propietarios de la casa cobraban como
"entrada" (3). Eran otros tiempos, desde luego; la inflación llevó a que los miembros de Alternativa Racional a las Pseudociencias que visitaron la casa en 1986 pagasen una "voluntad" de 500 Pts., que en 1992, como cuenta el investigador César Tort, habían llegado ya a 5.000 (3).
Claro que el fotógrafo de Bélmez o la familia de María Gómez no fueron los únicos en sacar partido del fenómeno: en febrero de 1972 "La actualidad
española" cifraba en cincuenta o sesenta mil los visitantes que habían acudido ya al pueblo a ver las "Caras" (4), y un año después "Lecturas" hablaba de mil personas diarias y cinco mil los fines de semana (5). Una afluencia de curiosos que suponía, como reflejaba la prensa de entonces, un
auténtico maná para el pueblo, y que hizo que las "Caras" fueran calificadas por algún periodista como "truco publicitario, sacaperras y engañabobos" ideado a propósito para atraer a los turistas (6).
Cosa que, sorprendentemente, no llamó la atención de los muchos investigadores de lo paranormal que acudieron a Bélmez a estudiar el
fenómeno. O bueno, quizá no tan sorprendentemente: en muchos casos estas
investigaciones se han traducido en libros, artículos, programas de radio y televisión y, en fin, todos esos mecanismos habituales con los que los vendedores de misterios nos, ejem, venden los misterios.
Porque lo que nos venden es eso, misterios, no investigaciones. Un repaso a las que se han ido publicando nos permite comprobar que en cuantoa rigor metodológico la gran mayoría de ellas están más o menos a la altura de las que podrían haber hecho Mortadelo y Filemón... con un toquecito de
Rompetechos, eso sí.
Comienza la romería
Los primeros investigadores de lo paranormal acudieron nada más hacerse público el fenómeno de las "Caras". La prensa nos relata la presencia de un tal "Uttama Sitkari" (que en realidad se llamaba Joaquín Grau, pero hay que reconocer que su pseudónimo místico impresiona mucho más), de García Carbajo, Julián del Monte e incluso un misterioso "sabio alemán" que se
dedicaba a "investigar casos raros". Parapsicólogos, hipnotizadores, mediums, contactados y chalados de la más diversa especie se presentaron en Bélmez para grabar psicofonías, entrar en trance, hablar con los marcianos y, en general, contar las tonterías más variopintas.Sin embargo, de entre todo ese batiburrillo emergen dos polos bien
definidos, los que podríamos calificar como "científico" y "paracientífico".
El primero de ellos se concentra casi exclusivamente en la persona del
químico Ángel Viñas; en el segundo, destaca ante todo Germán de Argumosa.
Como era de esperar, sus planteamientos son radicalmente opuestos. Ángel
Viñas parte de un valioso dato proporcionado por el arqueólogo Juan Laguna, y que ha sido sistemáticamente ignorado hasta ahora: su estudio estratigráfico permitió comprobar que la pigmentación que formaba las "Caras" se encontraba exclusivamente en la capa más superficial del
cemento, sin sobrepasar una profundidad de dos milímetros, lo que descartaba cualquier tipo de "efluvio" procedente del subsuelo y, desde luego, apuntaba a la posibilidad de que hubieran sido pintadas. Por consiguiente, Viñas se
dedica a la tarea de encontrar el pigmento empleado.
Argumosa, sin embargo, descarta la posibilidad de un fraude. En parte porque su colaborador, el pintor Fernando Calderón, aseguraba tajantemente que de
tratarse de una pintura el autor debía ser un auténtico genio (apreciación que, a la vista de las fotografías de las "Caras", resulta quizás un
poquitín exagerada). Pero, sobre todo, porque tenía pruebas del origen paranormal del fenómeno: las psicofonías.Estrictamente hablando, las psicofonías son una evidencia cuanto menos
dudosa. Al fin y al cabo, establecer que un fenómeno es paranormal apelando a una "prueba" también paranormal es como afirmar que existen los pitufos basándonos en el testimonio del Ratoncito Pérez. Añadamos que, en el caso de
Bélmez, algunas de las psicofonías registradas parecían apuntar no al Más Allá, sino al "más acá": en una de ellas, la voz pide a una tal Sofía que le busque un hotel, necesidad que parece un tanto extraña para un espíritu, pero que resultaba muy natural en uno de los muchos turistas que abarrotaban el pueblo
(7).Por otra parte, las psicofonías, las sesiones "mediúmnicas", el péndulo y
demás métodos paranormales tienen otro grave inconveniente, raramente puesto
de manifiesto: que sirven tanto para afirmar como para negar el fenómeno. Al
fin y al cabo, ¿por qué hay que darle más validez a las conclusiones de
Germán de Argumosa, entonces creyente en la realidad paranormal de las
"Caras", que a las de la médium "Salomé", que tras ser hipnotizada por
García Carbajo declaró que todo era un fraude? (8).Claro que la conclusión de "Salomé" fue la excepción: la inmensa mayoría de
los investigadores paranormales se decantaron por explicaciones a cual más esperpéntica para un fenómeno que cada vez atraía más a los curiosos... y mosqueaba más a los científicos. Y es que las evidencias se acumulaban: la prensa comenzaba a hablar de la actitud extraña de los dueños de la casa, de
codazos disimulados, de alguien a quien se le manchó el dedo al tocar una de
las caras... En fin, del proverbial "gato encerrado".
Los gatos encerrados.
O, para ser más precisos, de los gatos encerrados, porque parece que hubo varios. El primero de ellos fue el que dio a conocer el diario "Pueblo" el 25 de febrero de 1972: el químico Sr. Viñas había conseguido reproducir una "Cara de Bélmez" utilizando cloruro y nitrato de plata. Los productos empleados, muy comunes en fotografía, se oscurecen al recibir la luz ultravioleta, lo que explicaba la "misteriosa" formación y evolución de las "Caras" y, de paso, sugería que la vinculación del fotógrafo de Bélmez con el fenómeno no se limitaba al negocio de las fotografías.
La reacción ante la noticia no se hizo esperar: los propietarios de la casa
de las "Caras" y una buena parte de los habitantes del pueblo se pusieron en contra de "Pueblo" y de la prensa en general, llegando incluso a manifestarse públicamente (9). Y aunque la mayoría de los investigadores de
lo paranormal se limitaron a retirarse lo más discretamente posible, no faltaron quienes siguieron defendiendo a capa y espada la realidad
paranormal del fenómeno.Y eso que no lo tenían nada fácil: por aquella época también investigaba en el pueblo la "Comisión Eridani", liderada por José Luis Jordán Peña y compuesta, entre otros, por varios expertos en hormigón. Y cuyas conclusiones también apuntaban al fraude, si bien diferían notablemente en cuanto a los productos empleados en el trazado de las "Caras": Jordán Peña habla de disolventes en el caso de la conocida como "el viejo", y de una mezcla de hollín y vinagre para la llamada "el Señor de la Vida", de la que asegura que incluso se pudo determinar el grosor de las cerdas del pincel empleado
(10).Sin embargo, los creyentes en lo paranormal no podían aceptar estas explicaciones. Y, como es natural, intentaron refutarlas. Para lo cual, además de nuevas psicofonías, sesiones espiritistas y demás, acudieron a dos
de las evidencias "estrella" a favor del caso Bélmez: el acta del Notario de Huelma y los análisis químicos del padre Pilón.
Las pruebas "irrefutables".
En julio de 1973, los investigadores Germán de Argumosa y Hans Bender procedieron al fotografiado íntegro del suelo de la cocina de la casa de las
"Caras". A continuación, y en presencia del Notario de Huelma, procedieron a precintar dicha estancia, precinto que no se abriría hasta el 12 de septiembre. El Notario dio fe de la integridad de los precintos y de cómo, una vez rotos, se pudo comprobar la existencia de algunas variaciones respecto a las fotografías, como la aparición de varios dibujos (descritos como "signos"), una "Cara" nueva y tres en formación.Una prueba impresionante... para los creyentes en el misterio, claro. Para los críticos, en cambio, la cosa no es para tanto: aun suponiendo que nadie accediera a la casa (cosa mucho más sencilla de lo que parece, a pesar de lo aparatoso de los precintos notariales), cualquier químico con un mínimo de
experiencia podría haber pintado las nuevas"Caras" con productos que fueran oscureciéndose lenta y progresivamente. Y es que, por mucho que se citen, las Actas Notariales sólo dan fe de eso: de que se cerró la casa y de que tras abrirla se observaron algunos cambios en las "Caras", pero no sirve para testimoniar que estos cambios tuvieran un auténtico origen sobrenatural.
Y tampoco lo tienen los análisis químicos. El más conocido es, sin duda, el llevado a cabo por el Instituto de la Cerámica y el Vidrio del CESIC, en
1991, por encargo del padre Pilón. Un estudio, desde luego, ejemplar: muestra perfectamente cómo se hacen las cosas en parapsicología, que es precisamente como no deberían hacerse. Y es que a la nula ausencia de
controles en cuanto a la toma de muestras se añaden detalles tan rocambolescos como el hecho de que fueran remitidas al laboratorio en un sobre normal y en un sobrecito de azúcar. Todo muy científico, claro.Como las interpretaciones a que ha dado lugar el análisis. Partiendo
de susresultados,los investigadores paranormales son tajantes a la hora de afirmar que no había rastro alguno de pintura. Los químicos, en cambio,tienen otra opinión: Luis Ruiz Nogués destaca que en el análisis aparecen cantidades nada despreciables de zinc, cromo y plomo, cationes ampliamente utilizados en la fabricación de pinturas (11).
Las vacas flacas.
El de 1991 no fue el único análisis químico efectuado sobre las "Caras", y
desde 1972 hasta ahora han sido multitud los libros, artículos y reseñas publicados sobre el fenómeno. Sin embargo, las novedades pasan pronto, y más cuando, como en el caso de Bélmez, se trata de "misterios" de una cutrez tan extrema: la gente acabó cansándose de ver aquellas figuras mal trazadas (especialmente tras la salida de escena del fotógrafo, cuyo hijo, según las gentes
del lugar, dibujaba muy bien), de misterios
de tercera regional y de
un "Más Allá" que parecía más propio de una película de Berlanga que de la modernidad hacia la que poco a poco se iba moviendo nuestro país. De modo que las "Caras" vivieron largos años de vacas flacas. Y aunque de vez en cuando alguna cadena de televisión despistada dedicase unos minutos a la cocina de María Gómez, o algún periodista extranjero acudiese a ver el
profundo misterio de la "España profunda", lo cierto es que ni siquiera apariciones tan sonadas como las de los rostros de Franco oIsabel Preysler pudieron reavivar el fenómeno. De Germán de Argumosa o la "Comisión Eridani" se pasó a Iker Jiménez o la Sociedad Española de
Investigaciones Parapsicológicas, de las páginas del "Journal of the Society for Psychical Research" se pasó a las de "Más Allá" o "Año Cero". En suma, las "Caras de Bélmez" parecían haber tocado fondo.Hasta octubre de 2004.
Historia de una vuelta.
Enero de 2004. María Gómez Cámara, la dueña de las "Caras de Bélmez", fallece víctima de una larga enfermedad, y su muerte proporciona una tímida reaparición del fenómeno en las agencias de noticias. Los periódicos se hacen eco del fallecimiento, las revistas publican unos cuantos refritos sobre las "Caras", y hasta alguna televisión nos obsequia con una entrevista
al inefable Pedro Amorós, presidente de la Sociedad Española de
Investigaciones Parapsicológicas (o "el" SEIP, como él mismo la llama) y, por lo visto, máximo experto en el tema de las "Caras", lo cual demuestra hasta qué extremos de degradación había llegado el fenómeno.
Sin embargo, lo cierto es que aquello volvió a despertar un tímido interés
en los curiosos, que volvieron a Bélmez a contemplar las "psicoplastias". Y, como en aquel lejano 1972, hubo quien vio en las "Caras" un excelente atractivo turístico para el pueblo.
Y comenzó de nuevo la historia. Al igual que en 1972, las autoridades locales, encantadas con aquel flujo de turistas dispuestos a dejarse tomar el pelo por las historias paranormales, pero también a dejarse los dineros en el pueblo, prometieron crear un Centro de Investigación dedicado a las"Caras". A promocionar las "Caras", se sobreentiende, que no es cosa de
tirar piedras sobre el propio tejado, y parece evidente que semejante Centro jamás permitiría una investigación seria y genuina. Sólo las de grupetes como la SEIP.
Grupo que, en justa correspondencia, proporcionó al tirón turístico de las "Caras" un nuevo aliciente: en octubre de 2004 Pedro Amorós anunció triunfalmente que habían aparecido nuevos rostros misteriosos. Unos rostros, además, muy distintos de las manchas de humedad que tan concienzudamente había estudiado la SEIP hasta ese momento
(12); se trataba de caras razonablemente bien perfiladas, y que conservaban bastante del misterioso atractivo de las que aparecieron en 1972.Y también cambiaba, eso sí, el escenario: ya no aparecían en la casa de
siempre, sino en otra, la casa natal de María Gómez. Un cambio que para los
investigadores paranormales encierra un enorme misterio, aunque para los que se han tomado la molestia de investigar menos "paranormalmente" puede ser bastante explicable: el Ayuntamiento de Bélmez pretendía adquirir la "casa
de las Caras" original, pero el precio prohibitivo que los herederos de
María Gómez pedían por ella hacía que la operación fuera poco más o menos
que imposible. Y, miren por dónde, la aparición de las nuevas "Caras" en otra casa mucho más barata ha permitido que por fin la alcaldesa pueda llevar a cabo su sueño de comprar una casa encantada. ¡Qué casualidad!
Como también era casualidad que pocos días después apareciera una nueva edición de un libro sobre las "Caras" perpetrado por miembros de la SEIP.
Cosas que pasan.Pero, con todo, la casualidad más gorda, la madre de todas las casualidades, estaba aún por conocerse. La narra Francisco Máñez en su artículo "Las nuevas Caras de Bélmez no son de origen paranormal", recogido en este mismo número de "El Escéptico Digital". Y la han omitido cuidadosamente todos esos medios de comunicación que se han apresurado a publicar las noticias sobre las apariciones de nuevas "Caras". Tal y como dice Francisco Máñez,las
"Caras" recién descubiertas son igualitas,igualitas, que las que él mismo ha realizado con un sencillo método que empleaba cuando era un crío. Método
que, y aquí está la sobrecogedora casualidad, él mismo enseñó a Pedro Amorós y los restantes miembros de la SEIP con motivo de una visita a Bélmez, justo
antes de que Amorós hiciera público su descubrimiento.
En fin, que ya tenemos completa la historia de una ida y una vuelta. Lo que empezó como un tosco fraude, aprovechado para promocionar el turismo, se ha convertido de nuevo en un tosco fraude, aprovechado para promocionar el turismo. Treinta y dos años después, todo sigue igual. Lleno de caras de cemento.
A modo de posdata.
Cuando escribo estas líneas, las últimas noticias sobre Bélmez siguen hablando de nuevas "Caras". Sólo que esta vez han aparecido en nada menos que quince casas del pueblo. ¿Será la Sierra Mágina un vórtice de energías ectoplásmicas, telúricas y transdimensionales? ¿Querrán los lugareños sacar también su tajada del negocio? ¿O, simplemente, quieren lanzar a la SEIP y a la alcaldesa el mensaje de que ellos -a diferencia de tantos y tantos medios
de comunicación- no están dispuestos a dejarse tomar el pelo?
NOTAS:
(1) "Ideal de Granada", 16-09-1971. Ésta y las restantes referencias a las crónicas periodísticas de la época están tomadas de "Sociología del Milagro.
Las caras de Bélmez", de Manuel Martín Serrano (Barral Editores, 1972.
(2) "Pueblo", 01-02-1972.
(3) "Lecturas", 03-03-1972. La revista indica también que en el pueblo se comenta que desde que comenzó el fenómeno la familia de María Gómez llevaba ingresadas más de doscientas cincuenta mil pesetas en la Caja de Ahorros.
(3) César Tort, "Bélmez Faces Turned Out to Be Suspiciously 'Picturelike' Images", Skeptical Inquirer, marzo-abril 1995.
(4) "La actualidad española", 10-02-1972.
(5) "Lecturas", 03-03-1972.
(6) Diario "Ya", 26-02-1972.
(7) "El Alcázar", 23-02-1972. Sorprendentemente, quien narra esta extraña
"psicofonía" es un hijo de Juan y María, los dueños de la casa de las
"Caras". Por otro lado, la edición de "Pueblo" del día anterior recogía unas declaraciones de los señores Viñas y del Monte en las que calificaban
la cocina de la casa como "una caja de resonancia", y la calle adyacente como "una caja de guitarra".
(8) "Pueblo", 21-02-1972.
(9) Véase, por ejemplo, el diario "Pueblo" de 28-02-1972.
(10)José Luis Jordán Peña,"Espíritus y duendes las casas encantadas"
(1980). Jordán Peña indica que esta conclusión fue confirmada por las revelaciones confidenciales que le hizo una autoridad local. Véase también el artículo "Otro punto de vista sobre las Caras de Bélmez", de Juan Anguita, en "El Escéptico Digital", Año 2004, n.º 7.
(11) César Tort y Luis Ruiz Nogués, "Are the Faces of Bélmez Permanent Paranormal Objects", Journal of the Society for Psychical Research, Julio
1995. Hay que destacar, no obstante, que Tort y Ruiz Nogués se inclinan más a favor de las hipótesis de Jordán Peña.
(12) Véase "Los gatos de Bélmez", por María Dolores Cárdenas
(http://www.arp
sapc.org/articulos/gatosBelmez.html).